Bienvenidos a la Luna Autoexistente de la Forma del
Búho, la Cuarta Luna de la Onda Encantada del
Servicio Planetario.
Esta Luna nos llama a dar forma a lo invisible,
refinando lo que se puso en movimiento en las tres
Lunas anteriores.
La forma se refiere a la arquitectura sagrada de la
conciencia a través de la cual el espíritu toma
forma y la intención se convierte en realidad.
Al entrar en esta cuarta Luna, recordamos que la
conciencia se extiende mucho más allá de los límites
de la percepción tridimensional; un reino más vasto
de conciencia espera ser recordado.
Un símbolo de este despertar es la aparición de 3I
Atlas, un visitante celestial que ha
suscitado innumerables interpretaciones.
Los astrónomos lo clasifican como un cometa
interestelar, lo que significa que se ha originado
más allá de nuestro sistema solar. Otros lo perciben
como un objeto artificial, mientras que otros lo ven
como una trama o una operación psicológica.
Desde la perspectiva de la Ley del Tiempo, tales
fenómenos actúan como símbolos resonantes a través
de los cuales la psique mide su propia estadio de
evolución.
De esta manera, toda interpretación, ya sea
científica, espiritual, escéptica o visionaria, se
convierte en una expresión de la búsqueda de
coherencia de la humanidad. Cada perspectiva es una
faceta de un entero mayor y multidimensional.
Esto nos lleva a una pregunta más profunda: ¿Qué hay en nuestro
interior que intenta
recordarse a sí mismo?
Visto a través de esta lente, 3I/ATLAS no es sólo un
objeto que viaja a través del espacio, sino que
también es un espejo de la conciencia humana, que
refleja nuestro sentido de identidad en expansión
dentro de un marco galáctico.
Ya sea entendido como cometa, nave, ilusión o
mensajero, invita a la contemplación sobre cómo
percibimos los eventos cósmicos y lo que revelan
sobre nuestra conciencia en evolución.
La percepción es clave. Cuando aprendemos a ver más
allá de las apariencias, el mundo empieza a hablar
en símbolos.
El tótem de esta Luna es el Búho, cuya mirada
atraviesa la ilusión y nos invita a reflexionar en
nuestro interior: ¿Quiénes somos?
¿En quién nos estamos convirtiendo? El
Búho nos llama a buscar la quietud; a escuchar la
corriente silenciosa que se esconde tras el ruido.
Al sintonizarnos con este campo, accedemos a niveles
más profundos de comprensión en relación con el
mundo de la forma.
Desde este punto de quietud interior, comenzamos a
percibir una dimensión más sutil de la Mente que se
extiende más allá del individuo: el campo de
pensamiento planetario mismo.
Este campo, intuido desde hace tiempo por místicos y
videntes, es lo que José Argüelles/Valum Votan
describió como la Noosfera: la próxima capa
evolutiva de la Tierra.
Al describir la noosfera, debemos tener en cuenta
que, hasta ahora, ha funcionado en gran medida en el
inconsciente colectivo de la dinámica vital de la
biosfera. Aún no se ha consolidado como una esfera
activada plena y conscientemente en el
funcionamiento del sistema terrestre entero.
Hasta ahora podíamos, por así decirlo, ignorar la
noosfera, conformándonos en su lugar con la
ciberesfera, una fase intermedia creada por nuestra
red global de tecnologías digitales y de la
comunicación. Pero ahora, debido a la megacrisis, la
noosfera emerge en el ámbito terrestre como un
factor que debemos asumir.
— José
Argüelles: Manifiesto
por la Noosfera
La Luna Autoexistente ofrece una estructura, un
marco, para esta emergencia. Da forma a una nueva
arquitectura de la consciencia. Cada uno de nosotros
es una célula viva en el cuerpo de la Noosfera.
En la geometría púlsar, el cuarto tono inicia el púlsar
3-D de la Mente. Todo en la tercera dimensión
procede primero de la mente. No estamos separados de
la mente planetaria. Somos sus formas
autoexistentes: expresiones de una inteligencia
radiante que empieza a reconocerse a sí misma. |